Wednesday, January 11, 2006

Gama virus

Virus de epstein-barr Generalidades El VEB es un patógeno ubicuo que ha infectado y permanece en más del 90% de la población adulta, de forma que la mayoría de los adultos son seropositivos para el VEB. La infección por el VEB usualmente ocurre de forma subclínica en la infancia temprana. La primoinfección clínicamente aparente es la mononucleosis infecciosa, que generalmente afecta a individuos que no han tenido contacto con el VEB hasta la juventud, siendo un cuadro autolimitado la mayoría de las veces. La puerta de entrada del virus es la orofaringe.

Estructura del veb El genoma del VEB está constituido por una molécula de ADN bicatenario de una longitud aproximada de 172 kb que codifica aproximadamente unas 100 proteínas. La molécula de ADN está flanqueada en ambos extremos por un número variable de repeticiones terminales, cada una de ellas de una longitud aproximada de 500 pb. La recombinación entre estas repeticiones terminales origina la formación de una molécula extracromosómica cerrada covalentemente o episoma, que es la estructura que el virus adopta en el núcleo de las células infectadas de forma latente. El número de repeticiones que queda en cada episoma tras la unión de los extremos se utiliza como marcador de clonalidad. Infección y respuesta inmune frente al veb La forma de transmisión tradicionalmente aceptada sostiene que el VEB infecta inicialmente las células epiteliales de la orofaringe y posteriormente pasa a los linfocitos B del tejido linfoide adyacente. El receptor para el VEB de las células epiteliales y de los linfocitos B es el CD21. En las células epiteliales se realiza un ciclo vital productivo en el que el virus se replica produciendo viriones e induciendo la lisis de la célula huésped. Durante los estadios iniciales de la primoinfección se induce una marcada respuesta inmunitaria frente a los antígenos de la capside viral (VCA) que tiene capacidad neutralizante y que previene la viremia generalizada. En principio, este tipo de infección lítica o productiva se observa sólo en la primoinfección y en los individuos inmunodeprimidos. Recientemente se está cuestionando este modelo en el que las células epiteliales de la orofaringe serían el foco primario y el reservorio de la infección por el VEB y en el que los linfocitos B se infectarían de forma secundaria. Trabajos recientes confirman la costante ausencia del VEB de la células epiteliales normales de los individuos inmunocompetentes y demuestran la existencia de infección latente y productiva exclusivamente en los linfocitos presentes en el epitelio bucal y nasofaríngeo, por lo que parece posible que el VEB infecte directamente a los linfocitos B, y no de forma secundaria a la infección replicativa de las células epiteliales. Latencia Para comprender el papel patogénico que puede tener el VEB en el desarrollo de algunas neoplasias es importante conocer que después de la infección primaria, el VEB nunca es erradicado completamente del organismo, permaneciendo presente en una pequeña población de linfocitos B en una situación de relativa inactividad conocida como infección latente. En el individuo normal existen clones de linfocitos T citotóxicos (CTL) que reconocen de forma específica a las células B infectadas de forma latente por el VEB siendo esta respuesta T fundamental para el mantenimiento de la vigilancia inmune frente al virus. Una de las características del VEB es su capacidad de transformar in vitro los linfocitos B estableciendo las llamadas líneas celulares linfoblastoides. De los muchos genes codificados por el virus sólo 11 se expresan en estas líneas celulares infectadas de forma latente. Se trata de seis antígenos nucleares denominados EBNA-1, -2, -3A, -3B. -3C, -LP, tres antígenos de membrana llamados LMP-1, -2A y -2B y dos ARNs de pequeño tamaño que se localizan en el núcleo en un elevado número (106- 107 copias por célula) y que se conocen como EBER 1 y EBER 2 (EBERs).

Las diferencias existentes entre los genes que codifican las proteínas nucleares EBNA-2 y EBNA-3A, -3B y -3C distinguen dos tipos diferentes del VEB denominados VEB-1 y VEB-2 que se diferencian en la mayor capacidad para trasformar los linfocitos B in vitro del VEB tipo 1. La forma de latencia I se observa en el linfoma Burkitt (LB) y en los linfocitos B infectados que circulan en la sangre periférica. En esta forma de infección la expresión del genoma viral queda limitada a los EBERs y a la proteína EBNA-1 cuya función es indispensable para mantener el episoma pero que carece de capacidad inmunógena. Este patrón tan restringido de expresión génica permitiría a las células infectadas escapar a la vigilancia inmune por CTL, favoreciendo así la persistencia de la infección latente. La forma de latencia tipo III es la que caracteriza a las líneas linfoblastoides y se observa también en la mononucleosis infecciosa y en la gran mayoría de los trastornos linfoproliferativos B asociados a inmunodeficiencia. La inmunosupresión actuaría permitiendo que los linfocitos B infectados expresen todas las proteínas asociadas a la infección latente sin que sean reconocidos y eliminados por los CTL. La forma de latencia tipo II se asocia fundamentalmente a neoplasias. En esta forma se expresan la proteínas EBNA-1 y LMP-1, LMP-2A y 2B y los EBERs. Es la que caracteriza a la enfermedad de Hodgkin (EH) y al carcinoma nasofaríngeo (CNF). Investigaciones recientes demuestran que el espectro fenotípico o morfológico de las celulas B que portan el VEB in vivo es mucho mas amplio que in vitro abarcando desde el linfocito pequeño hasta la célula plasmática pasando por el inmunoblasto. Se postula así la hipótesis de que el VEB persiste in vivo integrando su biología con la de la célula B normal en la que reside y que la célula B normal le provee de todos los medios necesarios para que el VEB mantenga su ciclo vital. Es decir, el VEB es un parásito de la biología normal de la célula B. Esta nueva forma de entender la relación entre el VEB y el linfocito B sostiene que el tipo de latencia del VEB podría depender del estado de la célula B en la que el virus reside y propone una nomenclatura nueva para los diferentes tipos de latencia basada en la conducta del virus en las células normales, desechándose la nomenclatura anterior para la latencia viral que se basaba en la diferente expresión de los productos virales en tumores asociados al VEB y en líneas de células B inmortalizadas in vitro; es decir, en estados no fisiológicos. Esta nueva teoría parte de que el ciclo vital del VEB está limitado a las células linfoides B ya que únicamente se ha detectado en ellas y es en ellas donde persiste y se replica. El VEB persistiría en las células B en reposo de la sangre periférica. La expresión viral quedaría limitada a LMP-2 y probablemente a EBNA-1. La función de LMP-2 es bloquear las señales que permiten al virus reactivarse. Y aunque LMP-2 es una proteína inmunógena, como la célula esta en reposo no puede ser detectada por los CTL ya que le falta la mólecula HLA-I co-estimuladora B7. En esta situación, el virus es invisible para el sistema inmune del huésped y las células infectadas no son una amenaza para el individuo ya que ni proliferan ni replican virus. Este sería el programa de latencia del VEB en los linfocitos B en reposo. La regulación de la persistencia de células B infectadas se realizaría en el ganglio linfático mediante señales que provienen del virus o del ambiente. Para mentener la persistencia de la infección latente los linfocitos B infectados por el VEB de la sangre periférica podrían recibir señales en el ganglio linfatico que le cambien al programa de EBNA-1. En este programa se expresaría sólo esta proteína, que es necesaria para replicar el episoma y, por lo tanto, para la proliferación. La ventaja de este programa es que EBNA- 1 es la única proteína codificada por el virus que contiene una secuencia peptídica no reconocible por los CTLs. Este programa es un mecanismo que mantiene el nivel de células infectadas de forma latente favoreciendo que éstas no sean detectadas por el sistema inmune. Es el equivalente al tipo de latencia I del otro modelo. Durante la infección aguda y probablemente en las reactivaciones es necesaria la expansión y la diseminación de la infección, para ello se induciría en los linfocitos B el programa de crecimiento, que es análogo al tipo de latencia III del modelo anterior, y que permitiría la expansión del virus, pero que, a su vez, al generar células inmortales podría constituir una amenaza para el huésped. Sin embargo, cuando la célula B entra en este programa expresa diferentes proteínas inmunógenas (EBNAs y LMPs) que inducen una respuesta. El papel de los CTLs sería impedir la supervivencia de los linfocitos B infectados por el VEB que expresen un programa de crecimiento y así minimizar el riesgo de acontecimientos secundarios que favorezcan el desarrollo de linfomas. Aspectos patogénicos del veb Como en el ciclo lítico se produce la muerte de célula infectada, los genes que se expresan exclusivamente en éste no parecen tener demasiada importancia en la tumorogénesis, con la excepción de ellos los genes BHRF1 y BCRF1 que sí podrían tener un papel en el desarrollo de tumores. Por el contrario, los genes que se expresan en la infección latente son de especial interés en la patogénesis de las neoplasias asociadas al VEB. Los mecanismos patogénicos por los que el VEB es capaz de inducir la aparición de tumores se relacionan con las proteínas codificadas por algunos de los genes expresados en la infeccion latente. Dichos productos inducen diferentes efectos sobre la célula huésped infectada que facilitan el desarrollo de tumores. Mecanismos patogénicos del VEB Son básicamente cuatro: 1. El mantenimiento de las poblaciones celulares infectadas mediante la inhibición de la muerte celular por apoptosis: BHRF1, debido a su homología con bcl-2 podría interferir en el balance entre bcl-2 y bax y, por este mecanismo, inhibir la apoptosis. LMP-1, una de cuyas acciones consiste en aumentar los niveles de bcl-2 y así inhibir la apoptosis. 2. La inducción de proliferación celular mediante: LMP-1, esencial para la transformación de los linfocitos B primarios. EBNA2, cuya actividad muy probablemente consiste en mediar la transactivación de LMP-1 y de otros genes celulares implicados en la proliferación. BCRF1, proteína análoga a la IL-10 humana que actuaría como un factor de crecimiento autocrino de células B. EBNA-LP, que puede formar complejos con p53 y pRb, y al secuestrar los productos de estos genes supresores de tumores, activaría la proliferación celular. 3. La inducción de recombinasas que posibilitan translocaciones mediante: EBNA-1, que induce la expresión de los genes RAG-1 y RAG-2, lo que podría favorecer la producción de recombinaciones aberrantes (translocaciones). 4. La evasión de la respuesta inmune mediada por células T: Las proteínas virales más antigénicas para los linfocitos T son: EBNA3A, 3B y 3C, pero los linfocitos T responden también frente a EBNA-2, EBNA-LP, LMP-1. Los métodos que utiliza el VEB para escapar a la respuesta inmune son : Regular a la baja las proteínas virales con mayor poder antigénico. Inhibir a las células T mediante la secreción de algunas citoquinas por la células infectadas como IL-10 y TGF. Detección del veb en los tejidos Técnicas moleculares para la detección del genoma viral: Southern Blot: Se necesitan grandes cantidades de ADN de alto peso molecvular lo que obliga a utilizar tejido congelado y se realiza con marcaje radiactivo; permite la demostración de clonalidad (hibridando la región terminal repetida). PCR: puede utilizarse ADN extraído de parafina, es más sensible que la técnica anterior; permite tipificar la cepa del VEB (Tipo 1 o 2) y detectar la presencia de deleción en el oncogén LMP-1. Ninguna de estas dos técnicas permite identificar las células infectadas por el virus. Técnicas moleculares de Hibridación in situ (HIS) para ADN o ARN: Ambas se pueden realizar sobre cortes de tejido fijado en formol e incluido en parafina; permiten utilizar un sistema de detección no-radiactivo combinando la hibridación in situ con la inmunohistoquímica; y posibilitan la identificación de la célula infectada. En concreto, la HIS para la determinación de los EBERs (ARN) es un método muy sensible ya que éstos están presentes en las células infectadas de forma latente en un gran número de copias. Es la técnica más recomendada para el diagnóstico histológico. Técnicas inmunohistoquímicas para la detección de diferentes proteínas virales Existen anticuerpos comerciales para la detección de LMP-1, EBNA-1, EBNA-2 . Algunos de estos antígenos se pueden detectar en tejidos procesados de forma rutinaria; estos métodos permiten identificar a la célula infectada y valorar la expresión de los productos del VEB en la población tumoral. Síndromes clínicos Mononucleosis infectious Es una infección viral que causa fiebre, dolor de garganta e inflamación de los ganglios linfáticos, especialmente en el cuello. Usualmente es causada por el virus de Epstein-Barr, pero también puede ser ocasionada por otros organismos como el citomegalovirus (CMV). Ambos virus son miembros de la familia herpesvirus. Causas, incidencia y factores de riesgo: La mononucleosis a menudo se transmite por medio de la saliva.

Aunque esta afección, conocida como la "enfermedad del beso", se presenta con más frecuencia entre los 15 y 17 años de edad, la infección puede adquirirse a cualquier edad. Puede comenzar lentamente con fatiga, malestar, dolor de cabeza y dolor de garganta, que empeora progresivamente, a menudo con inflamación de las amígdalas, cubiertas por un exudado blanco amarillento. También los ganglios linfáticos del cuello aumentan de tamaño y se tornan dolorosos.

Se puede observar una erupción rosada macular similar a la del sarampión y es más probable si al paciente se le está dando ampicilina o amoxicilina para la infección de garganta. (NO se deben administrar antibióticos sin una prueba positiva para estreptococos.) Los síntomas de la mononucleosis desaparecen gradualmente por sí solos en un período de semanas a meses. La infección crónica por el VEB puede estar asociada con algunos tipos de cáncer más raros, por ejemplo, con el linfoma de Burkitt en África. En pacientes a quienes se les hace trasplante de órganos puede causar un tipo de linfoma llamado enfermedad linfoproliferativa posterior al trasplante (PTLD, por sus siglas en inglés). Síntomas Fiebre Dolor de garganta Agrandamiento de los ganglios linfáticos, especialmente en el cuello y la axila Molestia general, intranquilidad o sensación general de enfermedad Somnolencia Inapetencia Rigidez o dolores musculares

Agrandamiento del bazo Erupción Los síntomas menos frecuentes son, entre otros: Ictericia (aspecto amarillo de la piel) Dolor de cabeza Rigidez del cuello Sensibilidad a la luz Tos Dificultad para respirar Dolor torácico Aumento de la frecuencia cardíaca Sangrado nasal Urticaria Fatiga Signos y exámenes: Durante un examen físico, el médico puede encontrar ganglios linfáticos agrandados en la parte frontal y posterior del cuello, al igual que las amígdalas inflamadas con el exudado blancuzco. El médico también podría encontrar agrandamiento del bazo o agrandamiento del hígado al presionar sobre el vientre. Asimismo, puede presentarse una erupción cutánea. Los hallazgos de laboratorio a menudo incluyen un conteo de glóbulos blancos elevado y el hallazgo característico de linfocitos atípicos, glóbulos blancos de apariencia inusual que se observan cuando se examina la sangre bajo el microscopio. Igualmente, es característico que se presenten pruebas anormales de la función hepática. Los exámenes comunes para el diagnóstico de la enfermedad por EB son: Antígeno para el virus Epstein-Barr por inmunofluorescencia (positivo para VEB). Prueba de anticuerpos heterófilos (positiva para la mononucleosis infecciosa). Los títulos de anticuerpos para el virus Epstein-Barr pueden ayudar a diferenciar la infección aguda de una infección pasada con VEB. Tratamiento: La mayoría de los pacientes se recuperan en un período de 4 a 6 semanas sin medicación. Los niños pequeños a menudo son asintomáticos, mientras que algunos pacientes mayores pueden tener síntomas de fatiga hasta por 6 semanas. No hay un tratamiento específico disponible y los medicamentos antivirales no son útiles. Se puede considerar la posibilidad de un tratamiento con medicamentos esteroides para pacientes que tengan síntomas severos. Para aliviar los síntomas típicos se recomienda: Tomar acetaminofén o ibuprofeno para el dolor y la fiebre. Hacer gargarismos con agua caliente con sal para aliviar la irritación de la garganta. Descansar muy bien y tomar mucho líquido. Evitar los deportes de contacto mientras el bazo esté agrandado (para reducir el riesgo de ruptura esplénica). 2.- Síndrome de fatíga crónica Es una afección de cansancio o agotamiento (fatiga) severo y prolongado que no se alivia con el reposo y no es consecuencia directa de otras afecciones. Para que se diagnostique del síndrome de fatiga crónica, el cansancio debe ser tan severo que disminuya la capacidad de la persona para participar en actividades ordinarias en un 50%. Causas, incidencia y factores de riesgo: La causa exacta del síndrome de fatiga crónica (SFC) se desconoce. Algunos investigadores sospechan que puede deberse a un virus, como el virus Epstein-Barr o el virus de herpes humano 6 (VHH-6), pero no se ha identificado una causa viral específica. Estudios recientes han demostrado que la causa del síndrome de fatiga crónica puede ser una inflamación de las interconexiones del sistema nervioso y que dicha inflamación puede ser un tipo de respuesta inmune o un proceso autoinmune. Este síndrome puede aparecer cuando se complica una enfermedad viral por una respuesta inmune inadecuada (disfuncional) o por otros factores que pueden jugar un papel como la edad, las enfermedades previas, el estrés, la disposición ambiental o genética. El SFC es más común en las mujeres entre los 30 y los 50 años de edad. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos describen este síndrome como un trastorno bien determinado con síntomas específicos y signos físicos, basados en la exclusión de otras causas posibles. El número de pacientes con dicho síndrome se desconoce. Síntomas: Los síntomas del síndrome de fatiga crónica son similares a los de la mayoría de las infecciones virales comunes (dolores de cabeza y musculares, fatiga), se desarrollan a menudo en pocas horas o días y se prolongan por 6 meses o más. Síntomas principales: Fatiga o cansancio, nunca experimentado en esa medida (inicio nuevo), que dura por lo menos seis meses y no se alivia mediante el reposo en cama. Fatiga tan severa que limita la actividad física (se desarrolla una fatiga seria con menos de la mitad del esfuerzo que se hacía antes de la enfermedad). Otros síntomas: Fatiga que dura más de 24 horas y que se desarrolla después de una cantidad de ejercicio que solía ser tolerado con facilidad Fiebre leve (baja: 101º F ó 38,3º C o menos) Dolor de garganta Sensibilidad en los ganglios linfáticos del cuello o la axila Debilidad muscular en todo el cuerpo o en múltiples lugares, sin explicación atribuible a un trastorno conocido Dolores musculares (mialgia) Trastornos del sueño: dormir demasiado (hipersomnia) o dificultad para dormirse o quedarse dormido (insomnio) Dolores de cabeza, distintos a cualquier dolor de cabeza previo en tipo, severidad y patrón Dolor articular que suele ir de una articulación a otra (artralgias migratorias) sin inflamación articular ni enrojecimiento Síntomas inusuales del sistema nervioso, tales como: Incremento de la sensibilidad de los ojos a la luz (fotofobia) Mala memoria Irritabilidad Confusión Dificultad para concentrarse Depresión Signos y exámenes: El examen físico puede confirmar la fiebre, la sensibilidad de los ganglios linfáticos, la inflamación de los ganglios linfáticos y otros síntomas. La garganta puede verse enrojecida, sin drenaje ni pus. El médico puede suponer que se trata del síndrome de fatiga crónica sólo después de descartar todas las demás causas posibles conocidas, como: Infecciones Trastornos autoinmunes o inmunológicos Tumores Enfermedades nerviosas o musculares (como esclerosis múltiple) Enfermedades endocrinas (como hipotiroidismo) Enfermedades psiquiátricas o psicológicas, particularmente depresión. Dado que el síndrome de fatiga crónica en sí puede estar asociado con depresión, un diagnóstico de depresión no lo descarta, pero la fatiga relacionada con la depresión solamente se debe descartar para diagnosticar el síndrome de fatiga crónica Dependencia de drogas Otras enfermedades (como hepáticas, cardíacas o renales) Un diagnóstico del síndrome de fatiga crónica debe incluir: Fatiga extrema y prolongada Ausencia de otras causas de fatiga crónica (excluyendo la depresión) Por lo menos seis de los demás síntomas enumerados más dos hallazgos físicos de confirmación O por lo menos ocho de los demás síntomas enumerados No hay exámenes específicos para confirmar el diagnóstico de este síndrome, aunque se realiza una gran variedad de exámenes para descartar otras posibles causas para los síntomas. Hay ciertos hallazgos típicos en los exámenes que, aunque no son lo suficientemente específicos como para diagnosticar un síndrome de fatiga crónica, parecen ser constantes en las personas que finalmente obtienen un diagnóstico de este trastorno.

Ellos son:

Altos niveles de glóbulos blancos específicos (células CD4 T) en comparación con otros tipos de glóbulos blancos (CD8 T) IRM de cerebro que muestra una inflamación del cerebro o la destrucción de parte de las células nerviosas (desmielinización) Glóbulos blancos específicos (linfocitos) que suelen mostrar formas activas del virus Epstein-Barr o de herpes 6 Tratamiento.

En la actualidad no existe un tratamiento que haya probado ser efectivo para la cura del SFC. En su lugar, se tratan los síntomas. Muchas de las personas que sufren de SFC experimentan depresión y otros problemas psicológicos que pueden mejorar con un tratamiento. Algunos de los tratamientos propuestos son: Drogas antivirales (como aciclovir) Drogas para combatir infecciones "ocultas" por levaduras (como la nistatina) Medicamentos para el tratamiento de la depresión (antidepresivos) Medicamentos para el tratamiento de la ansiedad (ansiolíticos) Medicamentos para reducir el dolor, la molestia y la fiebre Algunos medicamentos pueden causar reacciones adversas o efectos secundarios que pueden ser peores que los síntomas originales del síndrome de fatiga crónica. Los pacientes con SFC son alentados a mantener vidas sociales activas y el ejercicio físico suave también puede ser útil. Asociación a neoplasias 1.- Linfoma de Burkitt (Linfoma de las células B; linfoma de alto grado de células B; linfoma de células pequeñas) El linfoma de Burkitt es un tumor de la glándula linfática clasificado como un tipo de linfoma no Hodgkin. Causas, incidencia y factores de riesgo: Este tipo de tumor primero fue descubierto en Africa, pero ahora también se ha encontrado en los Estados Unidos. El linfoma africano de Burkitt está estrechamente relacionado con el virus Epstein-Barr (VEB), la principal causa de mononucleosis infecciosa. La forma americana del linfoma de Burkitt tiene una relación menos estrecha con el VEB. Ambos tipos de tumor se derivan de una línea de células inmunológicas llamadas linfocitos B. El linfoma de Burkitt se puede notar inicialmente como una inflamación de los ganglios linfáticos del cuello o debajo de la mandíbula. Con frecuencia, estos nódulos son indoloros. Estos ganglios linfáticos inflamados a menudo son indoloros y crecen muy rápidamente. La enfermedad puede iniciarse en otras regiones del cuerpo. La causa del linfoma de Burkitt no se conoce, pero en el linfoma de tipo africano existe una fuerte asociación con una infección temprana en la niñez por el virus Epstein-Barr. Síntomas Ganglios linfáticos inflamados inexplicables en el cuello o debajo de la mandíbula Nódulos insensibles Rápido crecimiento de los ganglios linfáticos Nódulos que crecen juntos para formar un tapiz Signos y exámenes biopsia del ganglio linfático gammagrafía ósea radiografía del tórax biopsia de la médula ósea análisis del líquido pleural análisis del líquido peritoneal examen por TC del tórax, abdomen y pelvis análisis del líquido cefalorraquídeo TEP o gammagrafía con galio Tratamiento: El tratamiento de este cáncer requiere el uso de medicamentos para combatir esta condición (quimioterapia). Muchos medicamentos son efectivos para el tratamiento del linfoma de Burkitt, pero la mayoría de los planes de tratamiento incluyen combinaciones de prednisona, ciclofosfamida, vincristina, citarabina, doxorubicina, metotrexato y medicamentos quimioterapéuticos relacionados. En el 40-70% de los casos de EH clásica, las células HRS expresan EBERs. En la EH tipo predominio linfocítico sólo se detecta expresión de EBERs en el 0-20%. El VEB en los casos de EH asociada es de carácter clonal. Además de EBERs, en la EH las células neoplásicas expresan EBNA1 , LMP-1 y LMP-2; es decir, muestran un patrón de latencia tipo II. En la EH los linfocitos no neoplásicos no expresan LMP-1 y todas las células neoplásicas que expresan EBERs expresan LMP-1, lo que sugiere que el papel oncogénico del VEB estaría mediado por LMP-1, que es una proteína con conocida actividad oncogénica. Se ha descrito que los casos de EH asociados a una cepa del VEB caracterizada por presentar una deleción en el extremo carboxilo-terminal del oncogén LMP-1 son morfológicamente más agresivos. 3.- Linfomas T Periféricos y de células T/NK Los linfomas T/NK nasales se asocian estrechamente con el VEB. El hecho de que en este tipo de linfoproliferativos se detecte infección clonal y se observe expresión de LMP-1 en algunas células neoplásicas sugiere que el VEB pueda tener un papel patogénico. El 40% de los linfomas T-periféricos contiene algunas células infectadas por el VEB, que expresan EBERs y algunas también LMP-1. Característicamente en estos linfomas sólo una pequeña proporción de las células neoplásicas está infectada por el virus. Dentro de este grupo de trastornos linfoproliferativos, es el linfoma- T tipo angioinmunoblástico el que se asocia al VEB con mayor frecuencia (50%). 4. Linfomas B asociados a inmunodeficiencia Tanto los procesos linfoproliferativos asociados al trasplante de órganos como los linfomas que aparecen en la infección por el VIH están estrechamente relacionados con el VEB. En estos procesos, la gran mayoría de las células neoplásicas muestran señal positiva para EBERs y además expresan todos los EBNAs y LMP-1 es decir, presentan un patrón de latencia de tipo III. La infección viral en la mayoría de los casos asociados al trasplante es de carácter policlonal mientras que en los asociados al SIDA suele ser de carácter clonal. El hecho de que no en todos los linfomas asociados a inmunodeficiencia se detecte la presencia de VEB sugiere que este no es un factor necesario para el desarrollo de todas las neoplasias linfoides que se desarrollan en estos pacientes. Sin embargo parece que en los linfomas asociados al VEB que se desarrollan en este grupo de pacientes y que son la mayoría de los LNH de células grandes de los pacientes VIH seropositivos y todos los procesos linfoproliferativos asociados al trasplante de órganos, el VEB podría ser un único factor inductor del crecimiento, actuando en las primeras fases de la expansión celular.

Posteriormente se producirían otras alteraciones moleculares que activarían oncogenes ó inactivarían genes supresores, las cuales serían responsables de la transformación maligna. Esto explicaría que se consiga de muchos trastornos linfoproliferativos post-trasplante asociados al VEB tras la retirada de la terapia inmunosupresora. 5.- Carcinoma nasofaríngeo Es un tumor frecuente en el Sureste asiático, con una incidencia baja en nuestro país (4-6/100.000 hab./año).

Pero, independientemente del origen geográfico del paciente y del grado de diferenciación del tumor, prácticamente el 100% de los CNF están asociados a la infección por el VEB, habiéndose demostrado además que dicha infección es de carácter clonal. Se observa mediante HIS que los EBERs están presentes en la mayoría de las células neoplásicas y en algunos casos algunas células expresan LMP-1. No se detecta sin embargo la expresión de EBNA2. En la mayoría de los CNF, el patrón de expresión del genoma viral es representativo del tipo de latencia II (EBERs, LMP-1, LMP-2 y EBNA-1). La presencia de positividad para EBERs en una metástasis de carcinoma indiferenciado se considerada diagnóstica de su origen nasofaríngeo, independientemente de que en la exploración de la nasofaringe se haya encontrado el primario. Es decir, la técnica de EBERs debe aplicarse para el diagnóstico del origen de las metastasis de los carcinomas indiferenciados tanto nodales como sistémicas. Diagnóstico de laboratorio: Linfocitos atípicos, Anticuerpos heterófilos Y Serología Tratamiento, prevención y control: No existe tratamiento efectivo para la infección por VEB. El aciclovir disminuye la actividad viral, pero apenas modifica los síntomas clínicos. La naturaleza universal del VEB dificulta el control de la infección, el aislamiento de los induviduos afectados es difícil, ya que suele seguir un curso subclínico. La infección provoca una inmunidad vitalicia. El mejor modo de prevenir la mononucleosis infecciosa es exponerse al virus a una edad temprana. Vacuna anti-VEB ya que no justificaría su aplicación generalizada 6.- Otros carcinomas Linfoepitelioma-like Existen tumores que se presentan en otras localizaciones no nasofaríngeas con idéntica morfología que el CNF indiferenciado (antiguamente linfoepitelioma), algunos de los cuales se asocian al VEB. Se han descrito casos asociados al VEB en estómago, glándula salivar, pulmón, y timo. También ha sido descrita la asociación al VEB, aunque más raramente, en algunos casos de carcinoma linfoepitelioma-like de cavidad oral, tráquea y laringe.

En cambio, el VEB no ha sido detectado en casos localizados en piel, cérvix uterino, vagina y vejiga urinaria. HHV8 El virus tipo 8 (HHV8), perteneciente a la clase de gammaherpes virus, ha marcado un hito en el enfoque terapéutico del sarcoma de Kaposi, luego de ser aislado de las células tumorales, así como de las células endoteliales de los vasos sanguíneos que nutren el tumor y de los monocitos periféricos de los individuos afectados. La característica más relevante de este agente viral es su capacidad intrínseca de inducir transformación celular, pues su material genético contiene secuencias similares a aquellas que codifican para la ciclina D y otras citocinas y factores reguladores del ciclo celular. A diferencia de los virus mencionados, la prevalencia serológica del virus herpes 8 en la población general fluctúa entre 1% y 4%, pero, diversos estudios han confirmado que dicha cifra asciende hasta 25% entre los homosexuales masculinos. Esto sugiere que su mecanismo de transmisión está relacionado con determinadas actividades sexuales (coito anal). El descubrimiento de estos tres nuevos miembros de la familia

Herpesviridae abre un gran campo de investigación en cuanto a los mecanismo fisiopatológicos implicados en las infecciones virales y plantea la posibilidad de desarrollar insospechadas herramientas terapéuticas de índole virológica. Sarcoma de Kaposi Es un tumor maligno del tejido conectivo a menudo asociado con el SIDA. Causas, incidencia y factores de riesgo : Antes de la epidemia del SIDA, el sarcoma de Kaposi se presentaba principalmente en hombres mayores italianos y judíos (rara vez en mujeres de edad avanzada) en quienes se desarrollaba lentamente.

En los pacientes con SIDA puede ser muy agresivo y compromete la piel, los pulmones, el tracto gastrointestinal y otros órganos. En personas con SIDA, el sarcoma de Kaposi es causado por una interacción entre el VIH, la inmunodepresión y el herpes virus humano 8 (HHV-8). La aparición de esta afección ha sido ligada a la transmisión sexual del VIH y el HHV-8. Los tumores consisten en lesiones de color rojo azuloso o púrpura en la piel y pueden aparecer primero en los pies o los tobillos, los muslos, los brazos, las manos, la cara o cualquier otra parte del cuerpo. Síntomas o Lesiones de color rojo azulado, planas o elevadas y con una forma irregular Sangrado por las lesiones gastrointestinales Dificultad para respirar por las lesiones pulmonares Esputo con sangre por las lesiones pulmonares Signos y exámenes: Se pueden llevar a cabo los siguientes exámenes para diagnosticar el sarcoma de Kaposi: Biopsia de la lesión cutánea, Endoscopia.

Tratamiento:

Las decisiones acerca del tratamiento dependen de la extensión y localización de las lesiones, así como de los síntomas y el grado de inmunosupresión de la persona. La terapia antiviral contra el virus del SIDA puede reducir las lesiones. Se puede utilizar la radioterapia o la crioterapia para lesiones ubicadas en ciertas áreas y también es posible combinarlas con la quimioterapia. Sin embargo, las lesiones pueden recurrir después de un tratamiento.

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